Cien palomas muertas. Elida Saidler







Cien palomas muertas, de Elida Saidler es una novela que trata sobre Henry Lynch, un hombre que vive en Glasgow, Escocia. Y que deja a su familia, su trabajo de fotógrafo de aves y la falsa identidad, que durante treinta y cinco años, lo ayudó a escapar de los recuerdos, para volver a ser Manuel Pedroza. 
Viaja a Dos Ceibos, el pueblo en la provincia de Santa Fe que lo vio nacer. Donde espera poder cerrar una historia pendiente.
Uno de los motivos del viaje es vender la casa familiar, que estuvo administrando un primo, pero, el principal objetivo es tratar de entender, recordar, una etapa de su vida adolescente que quedó borrada en su memoria debido a un episodio que incluyó la pérdida del conocimiento. 
Esa situación que nunca lo dejó tranquilo, y lo mantiene despierto durante muchas noches, tiene que ver con su primer amor y con un momento histórico muy difícil: la dictadura militar.

Manuel vuelve y debe enfrentar recuerdos que durante mucho tiempo estuvieron tapados, el miedo a su padre, intendente del pueblo, su madre que lo protegía en secreto, la historia de amor con Eugenia, una chica que desapareció junto a su familia de un día para el otro.  
Al mismo tiempo, debe tomar una decisión sobre su matrimonio y su vida en Escocia, que hace rato dejó de disfrutar.

El gavilán, entretanto, había logrado comer su presa y antes de levantar vuelo dejó caer un esqueleto con unas plumas pegadas. Manuel lo siguió con la vista. Agitaba un poco las alas y después planeaba sobre el río en círculos ascendentes. Había algo en la energía de los rapaces que le producía la misma  fascinación del primer dia. Cuando ya no pudo verlo más, volvió como quien se baja de un sueño.
Frente al río, totalmente mojado, se dio cuenta de que tenía frío. El paisaje era gris y desalentador, pero no tanto como darse cuenta de que fotografiar aves, era, tal vez, la única pasión que le quedaba. 

¿Cómo podemos vivir sin nuestras vidas? ¿Cómo sabremos sobre nosotros sin nuestro pasado? Escribió John Steinbeck.
El dolor y la angustia que carga el protagonista, los ataques de pánico, las pesadillas, son las consecuencias que arrastra por querer tapar una parte de su vida que nunca entendió. 
Manuel necesita cerrar esa etapa llena de incertidumbre, estar en el lugar donde le pasó algo horrible que no recuerda. Ansía saber qué fue de la chica de la que se enamoró a los doce años, la chica de su primera vez trunca, que al irse lo dejó lleno de culpas. 
Revivir las sensaciones que le deja en el cuerpo, un pasado lleno de preguntas sin responder.

Qué raro se ve todo a la distancia. Tan cerca que todavía puedo oler el perfume a Sapolán que Eugenia se había puesto en el viaje y tan lejos como si me hubiera pasado en otra vida. Manuel se dio cuenta de que estaba hablando solo y el mozo lo estaba mirando desde el mostrador. Dejó el tenedor, intentó tomar cerveza pero sintió náuseas. Pidió un café. 
Treinta y cinco años habían pasado desde aquel domingo. Si al menos hubiera sabido que ese beso rápido en la puerta de la casa de Eugenia era el último y que no iba a haber otra oportunidad para terminar lo que había quedado a medias.

Elida Saidler nos sumerge en una historia con una carga emocional muy fuerte.
Con una escritura simple, con tensión sostenida a lo largo del relato, la autora nos hace partícipes de esa búsqueda de la verdad, nos sumerge en los miedos de Manuel. Y nos acompaña al final deseado -al menos por mí- con una bella prosa.


Cien palomas muertas.
Elida Saidler.


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