Como si existiese el perdón. Mariana Travacio.

Hay formas y formas de llegar a un libro, me hice de esta belleza de la siguiente manera: alguien me lo recomendó y no satisfecho con eso, me lo regaló. Gracias Marcelo Rubio, fue enorme placer su lectura.





Podría decirles que la prosa de Mariana Travacio es impecable, sí, se nota en el primer capítulo de los 62. Podría decirles que es realista, clara, potente, otro detalle que se lee desde el inicio. 
También puedo contarles que es una historia de venganza, de miedos, amor, amistad y de respeto. Todo eso en comunión con el toque poético que nos regala su autora en varias partes, muchas de esas frases que te arrancan ¡ay!

Desde ese día aprendí a amansar el viento ese que me venía por dentro todas las mañanas, como si lo estuviera domando para más adelante, para cuando el Tano me dijera: ahora, Manoel, que el viento te empuje ahora.

Un pueblo que no se sabe dónde está ubicado ni en qué tiempo, un equívoco, una muerte que lleva a otra, y todo termina en un plan para cobrar venganzas actuales y del pasado. Un grupo de hombres a caballo van a vengar el asesinato de un amigo, a la estancia de los Loprete.
Puede pensarse como un policial, pero no es el típico policial, sus personajes no son héroes, ni siquiera los leí como asesinos. Se enfrentan porque tienen que hacerlo, aunque no puedan tolerar el olor a muerte o el dolor del compañero herido.

Yo no terminaba de sacudirme la sorpresa, seguía tirado en el pasto, como buscando despertarme del letargo para comprobar que todo no pasaba de un mal sueño, pero el que me despertó fue el Tano. Me zamarreó con la convicción del apremio: ¿qué te pasa, Manoel?, despertate, y fue como si se me acabara el letargo con ese zamarreo. Miré a mi alrededor y entendí todo de golpe: nos estaban matando.

Tiros, violencia, muertes y cuerpos apilados en una carreta, bajo el sol insano del mediodía, del Tano rodeado de cuerpos deshechos: esos pedazos de carne que le llevábamos al viejo Antonio para que nos hiciera unos cajones.
Y Rubio, no conforme con la recomendación y el regalo, sumó una frase que me parece excelente para que sea bien visual la lectura: "Es una película de Tarantino con la belleza de Kurosawa".

Me gustó mucho esta novela, me pareció super interesante la manera en la cual la autora me llevó por la historia: sin apuro pero con constancia. 
Es uno de esos libros que empezas y no podes soltar. 


Como si existiese el perdón.
Mariana Travacio.
Metalúcida.


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