Familia de bien. Ricardo González Aguirre.

Hace unos días abrí este libro para hojearlo y no lo pude cerrar hasta terminar el último cuento.
Reconocí pedacitos de mi vida, recordé a esa tía que me dejaba el cachete rojo de lápiz labial. Me metí en la historia de una familia de clase media, con parientes raros y otros que se la dan de cogotudos pero no tienen para "morfar".
Leer Familia de bien de Ricardo González Aguirre fue revivir parte de mi historia y creo que le pasará, de una manera u otra, lo mismo, a cada uno de los que lo lea.
"De lo que se trata es de espiar, con la crueldad correspondiente, por las fisuras que se dan en las relaciones familiares", contestó el autor en una entrevista.




Son once cuentos muy buenos que, como dice Liliana Heker en la contratapa, bastarían para justificar este libro. Sin embargo tienen algo más que una buena construcción, algo que sorprende.
Este libro de cuentos es, también, una novela de formación.
Tal vez hayan leído sobre esto, se trata de un género literario que plasma el desarrollo a nivel psicológico, físico y social de un personaje desde la infancia hasta su edad adulta. 
En este caso Ricardo González Aguirre hace madurar al personaje central -Gadito- a medida que pasan los cuentos. Podemos disfrutar el trabajo descriptivo que hizo con la familia y de los lugares que frecuentan, cómo resuelve el conflicto que se presenta entre el deseo de Gadito y la realidad que vive. Las ilusiones, los fracasos, la inestabilidad económica, el amor y la pérdida. 
Usos y costumbres de una familia de bien, término que resulta vetusto en esta época donde las relaciones cambiaron tanto. 

Después corríamos la mesa-libro y la poníamos frente al televisor. Mientras cenábamos veíamos el noticiero, pero yo me aburría y a él no había noticia que le cayera bien. Solo los viernes me daba el gusto y veíamos Titanes en el ring. Cuando terminábamos de comer mi mamá levantaba la mesa. Él no tocaba nada, se acomodaba en uno de los sillones, el individual, y se servía un Cointreau. Cuando se hacían las diez, solo me miraba. Yo me levantaba y me iba a dormir por más que estuviera peleando el ancho Peucelle.

En Instagram subo las fotos de los libros que voy comprando. Cuando subí este, Ricardo fue muy generoso en comentar pero me llamó la atención lo que puso: "Dana, no te enamores de Gadito porque es un cretino". 
Claro que a partir de esa advertencia tuve la necesidad imperiosa de leerlo.
Sí, Gadito es un cretino, pero adorable.
Le contesté que ya era tarde, que había leído un episodio con un par de medias que la tía le regaló para Navidad y me había cautivado.
"¡jaja, muy tarde!", contestó.
Sí, muy tarde. 
Un libro muy recomendable.



Familia de bien
Ricardo González Aguirre


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